Explicación del sistema de gestión de seguridad y salud en la legislación laboral japonesa

En la gestión empresarial, asegurar la seguridad y la salud de los empleados no se limita a una mera exigencia ética. Constituye la base que sostiene la continuidad y el crecimiento del negocio, y también es una obligación legal de gran importancia. El sistema legal laboral de Japón ha establecido dos marcos legales principales para lograr este objetivo. Uno es el ‘deber de diligencia en seguridad’, que existe en la base de todas las relaciones laborales y es amplio e inclusivo. Este establece el principio fundamental de que los empresarios deben tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la vida y el cuerpo de los trabajadores. El otro es la ‘Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón’, que traduce este principio en un código de conducta específico. Esta ley obliga a establecer un sistema de gestión específico, la designación de expertos y la creación de un proceso de toma de decisiones organizacional, según el tamaño y el tipo de lugar de trabajo. Estos dos marcos se complementan mutuamente, y la mera conformidad formal con uno no es suficiente. Por ejemplo, incluso si se cumplen todos los procedimientos establecidos por la Ley de Seguridad e Higiene Laboral, si se descuida tomar medidas adecuadas ante peligros concretos y previsibles, se puede incurrir en una violación del deber de diligencia en seguridad más amplio. Por lo tanto, comprender esta estructura de dos niveles es el primer paso esencial en la gestión de riesgos para las empresas que operan en Japón. En este artículo, primero examinaremos las bases legales y el alcance del deber de diligencia en seguridad, luego detallaremos el sistema de gestión de seguridad e higiene específico establecido por la Ley de Seguridad e Higiene Laboral y, finalmente, discutiremos los riesgos legales a los que se enfrentan las empresas si descuidan estas obligaciones, desde una perspectiva especializada.
La Obligación Fundamental de los Empresarios: El Deber de Precaución en Seguridad
En el sistema legal laboral de Japón, la obligación más fundamental que los empresarios tienen hacia los trabajadores es el “deber de precaución en seguridad”. Este deber está claramente estipulado en el artículo 5 de la Ley de Contratos Laborales de Japón. Dicho artículo establece que “el empleador, en virtud del contrato laboral, debe tomar las consideraciones necesarias para que el trabajador pueda desempeñar su labor asegurando su vida, cuerpo y demás aspectos de su seguridad” . El alcance de este deber incluye a todos los trabajadores que tienen una relación contractual de empleo con la empresa, independientemente de la forma de empleo, ya sean empleados de tiempo completo, contratados o trabajadores a tiempo parcial . Además, la “vida, cuerpo y demás aspectos de la seguridad” que están protegidos bajo este deber incluyen no solo la seguridad física, sino también la salud mental .
Este deber de precaución en seguridad, aunque fue formalizado con la promulgación de la Ley de Contratos Laborales de Japón en 2008, ya se había establecido a través de la jurisprudencia de los tribunales japoneses. Dos decisiones de la Corte Suprema de Japón son particularmente importantes como casos fundacionales de este deber.
En primer lugar, la decisión de la Corte Suprema de Japón del 25 de febrero de 1975 (conocida como el “caso de las Fuerzas de Autodefensa Terrestres”). En este caso, se cuestionó la responsabilidad del Estado (en su papel de empleador) por la muerte de un miembro de las Fuerzas de Autodefensa en un accidente vehicular durante el servicio. La Corte Suprema reconoció por primera vez que el Estado tenía el deber de tomar precauciones para proteger la vida y la salud de los funcionarios públicos de los peligros . Esta decisión estableció el concepto básico del deber de precaución en seguridad, que implica la protección contra los peligros en el entorno físico de trabajo.
En segundo lugar, la decisión de la Corte Suprema de Japón del 10 de abril de 1984 (conocida como el “caso Kawayoshi”). En este caso, un empleado que estaba de guardia nocturna fue asesinado por un ladrón que irrumpió en el lugar de trabajo. La Corte Suprema determinó que la empresa tenía el deber de tomar las medidas de seguridad necesarias frente a peligros externos como actos delictivos de terceros, y reconoció la violación del deber de precaución en seguridad .
Como demuestran estos casos, el deber de precaución en seguridad no solo busca prevenir accidentes durante el trabajo, sino que también exige a los empresarios tomar medidas apropiadas contra todos los peligros previsibles que puedan amenazar la salud física y mental de los trabajadores, desde el acoso y los trastornos de salud por sobrecarga laboral hasta actos criminales externos.
El Sistema de Gestión de Seguridad y Salud Laboral Establecido por la Ley de Seguridad e Higiene del Trabajo de Japón
La Ley de Seguridad e Higiene del Trabajo de Japón especifica cómo los empleadores deben cumplir con el principio general de deber de cuidado mencionado anteriormente. Esta ley establece un marco para la gestión sistemática y organizada de la seguridad y la salud en el lugar de trabajo. En el centro de este marco se encuentran los expertos cuya designación es obligatoria según el tamaño y el tipo de industria del lugar de trabajo, y el comité que actúa como órgano de toma de decisiones. Este sistema desempeña el papel de ‘fuerza de ejecución’ y ‘centro de mando’, transformando los deberes abstractos en acciones concretas.
Especialistas clave en el sistema de gestión
La Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón obliga a designar a varios administradores con conocimientos especializados para asegurar los estándares de seguridad y salud en los lugares de trabajo. Estos especialistas gestionan los riesgos del lugar de trabajo desde sus respectivas áreas de especialización y son el núcleo técnico para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores.
El administrador general de seguridad y salud es el máximo responsable de la gestión integral de la seguridad y salud en el lugar de trabajo, designado según el artículo 10 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón. Normalmente, personas con autoridad para gestionar sustancialmente la ejecución del negocio, como los directores de fábrica o de obra, ocupan este cargo. La obligación de designar a un administrador general varía según la industria y surge en lugares de trabajo que emplean de manera constante a, por ejemplo, más de 100 personas en la industria forestal y de la construcción, más de 300 en la manufactura y más de 1000 en otros sectores. Las principales funciones del administrador general incluyen dirigir a los administradores de seguridad y salud que se describirán a continuación, elaborar planes de prevención de accidentes laborales, implementar educación en seguridad y salud, y gestionar los exámenes médicos.
El administrador de seguridad es un especialista designado según el artículo 11 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón, encargado de gestionar asuntos técnicos relacionados con la seguridad. La designación de este cargo es obligatoria en lugares de trabajo con más de 50 empleados constantes en industrias específicas, como la construcción y la manufactura, donde el riesgo de accidentes laborales es relativamente alto. El administrador de seguridad debe cumplir con requisitos de calificación especializados, como haberse graduado de un curso de ciencias en una universidad y tener al menos dos años de experiencia práctica. Sus principales funciones incluyen inspeccionar el lugar de trabajo, revisar la seguridad de las instalaciones y métodos de trabajo, y tomar medidas preventivas inmediatas cuando se detectan peligros.
El administrador de higiene es un especialista designado según el artículo 12 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón, encargado de gestionar asuntos técnicos relacionados con la higiene, es decir, la prevención de problemas de salud de los trabajadores y la mejora higiénica del ambiente laboral. A diferencia del administrador de seguridad, que está limitado a ciertas industrias, la designación del administrador de higiene es obligatoria en todos los lugares de trabajo con más de 50 empleados constantes, independientemente de la industria. Para convertirse en administrador de higiene, se requiere una licencia nacional de administrador de higiene. Sus principales funciones son realizar inspecciones en el lugar de trabajo al menos una vez a la semana y tomar medidas para prevenir problemas de salud de los trabajadores cuando se detecta un riesgo potencial en las instalaciones, métodos de trabajo o condiciones higiénicas.
El médico industrial es un médico designado según el artículo 13 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón, que brinda orientación y asesoramiento desde una perspectiva especializada en la gestión de la salud de los trabajadores. Al igual que el administrador de higiene, la designación del médico industrial es obligatoria en todos los lugares de trabajo con más de 50 empleados constantes, independientemente de la industria. El médico industrial apoya el mantenimiento de la salud de los trabajadores a través de la revisión de los resultados de los exámenes médicos, inspecciones en el lugar de trabajo y entrevistas con los trabajadores. Los empleadores tienen la obligación de respetar las recomendaciones del médico industrial.
La obligación de designar a estos especialistas es particularmente significativa cuando se alcanza el umbral de 50 empleados. Al expandirse la escala del negocio y alcanzar los 50 empleados, la obligación de designar tanto al administrador de higiene como al médico industrial surge simultáneamente, independientemente de la industria. Este es un punto de inflexión legal importante para elevar el sistema de gestión de seguridad y salud de la empresa, y los gerentes deben planificar la organización teniendo en cuenta este estándar.
Comparación de la Obligación de Nombrar Expertos
Las obligaciones de nombrar un administrador de seguridad, un administrador de higiene y un médico industrial, que hemos explicado hasta ahora, se basan en diferentes requisitos. Para entender claramente estas diferencias, organizamos los puntos clave en la siguiente tabla. Esta tabla servirá de ayuda para determinar qué tipo de experto está obligado a nombrar su lugar de trabajo.
| Rol | Base Legal | Sector de la empresa donde surge la obligación de nombrar | Tamaño del lugar de trabajo donde surge la obligación de nombrar (número de trabajadores empleados regularmente) |
| Administrador de Seguridad | Artículo 11 de la Ley de Seguridad e Higiene del Trabajo de Japón | Sectores específicos determinados por ordenanza (construcción, manufactura, etc.) | 50 o más personas |
| Administrador de Higiene | Artículo 12 de la Ley de Seguridad e Higiene del Trabajo de Japón | Todos los sectores | 50 o más personas |
| Médico Industrial | Artículo 13 de la Ley de Seguridad e Higiene del Trabajo de Japón | Todos los sectores | 50 o más personas |
Como muestra la tabla, la obligación de nombrar un administrador de seguridad está limitada a ciertos sectores específicos, mientras que la obligación de nombrar un administrador de higiene y un médico industrial se impone universalmente a todos los lugares de trabajo con 50 o más trabajadores.
Organización para la Toma de Decisiones y Supervisión: Comités de Seguridad y Salud en Japón
La Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón obliga a la creación de comités, además de la designación de expertos, para reflejar las opiniones de los trabajadores y llevar a cabo una investigación y deliberación sistemática sobre asuntos de seguridad y salud. Estos comités funcionan como plataformas donde la gerencia, los trabajadores de campo y los expertos se reúnen para tomar decisiones sobre asuntos críticos relacionados con la seguridad y la salud en el lugar de trabajo.
El Comité de Seguridad, basado en el Artículo 17 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón, investiga y delibera sobre medidas básicas para la prevención de riesgos para los trabajadores. La obligación de establecerlo varía según la industria y generalmente se aplica a lugares de trabajo con 50 o más empleados, o 100 en ciertos sectores, donde también es obligatorio designar a un gerente de seguridad.
El Comité de Salud, bajo el Artículo 18 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón, investiga y delibera sobre medidas básicas para la prevención de problemas de salud de los trabajadores y la promoción de la salud. La obligación de establecerlo se aplica a todos los lugares de trabajo que emplean regularmente a 50 o más trabajadores, independientemente de la industria.
Los lugares de trabajo que están obligados a establecer tanto el Comité de Seguridad como el Comité de Salud pueden, según el Artículo 19 de la Ley de Seguridad e Higiene Laboral de Japón, establecer un Comité de Seguridad y Salud integrado.
Estos comités están sujetos a reglas de operación estrictas. Los miembros incluyen al gerente general de seguridad y salud, gerentes de seguridad y salud, médicos industriales y trabajadores del lugar de trabajo en cuestión. Es especialmente importante que la mitad de los miembros, aparte de los representantes del empleador, sean nombrados basándose en las recomendaciones de un sindicato laboral organizado por la mayoría de los trabajadores, o en su defecto, por representantes elegidos por la mayoría de los trabajadores. Esto asegura que las opiniones de los trabajadores se reflejen sustancialmente en las decisiones del comité.
Además, los comités deben reunirse al menos una vez al mes. El empleador debe crear un acta de cada reunión, conservarla durante tres años y comunicar los puntos principales a los trabajadores sin demora. Estas regulaciones exigen que los comités no sean meras formalidades, sino procesos transparentes con debates sustanciales, cuyos contenidos se registren y compartan con todos los empleados. Estas actas pueden ser evidencia crucial de cómo una empresa ha reconocido y abordado los problemas de seguridad y salud en caso de que ocurra un accidente laboral.
Los Riesgos de Gestión Derivados del Incumplimiento de Obligaciones Legales en Japón
Como hemos mencionado anteriormente, si una empresa no cumple con las obligaciones de diligencia debida y las diversas obligaciones establecidas por la Ley de Seguridad y Salud Laboral de Japón, se enfrenta a graves riesgos de gestión. Estos riesgos no se limitan a una única sanción, sino que pueden afectar a la empresa desde tres frentes simultáneamente: administrativo, civil y penal.
En primer lugar, está la responsabilidad administrativa. Esta es una sanción directa por violar la Ley de Seguridad y Salud Laboral de Japón. Por ejemplo, si no se designa a un administrador de higiene o a un médico industrial, o si no se establece un comité de higiene, se puede imponer una multa de hasta 500,000 yenes según el artículo 120 de dicha ley. Esta es la consecuencia más directa de una infracción de cumplimiento.
En segundo lugar, está la responsabilidad civil. Si un trabajador sufre lesiones o muere como resultado de un accidente laboral, los trabajadores afectados o sus familiares pueden reclamar indemnización por daños y perjuicios a la empresa, basándose en el incumplimiento del deber de diligencia (incumplimiento de obligaciones según el artículo 415 del Código Civil de Japón) o responsabilidad por actos ilícitos (según el artículo 709 del Código Civil de Japón). En los juicios, el hecho de no haber tomado las medidas establecidas por la Ley de Seguridad y Salud Laboral de Japón (por ejemplo, la obligación de instalar dispositivos de seguridad en maquinaria peligrosa) se considera una fuerte evidencia de que la empresa ha violado su deber de diligencia. De hecho, hay numerosos casos en los que se ha reconocido la violación de las obligaciones de la empresa y se ha ordenado el pago de indemnizaciones de millones de yenes, como en el caso de un accidente causado por la falta de dispositivos de seguridad en una prensa (sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio, 27 de abril de 2015) o un accidente mortal debido a medidas insuficientes contra el golpe de calor.
En tercer lugar, y el más grave, es la responsabilidad penal. Si un accidente laboral causa lesiones o la muerte de un trabajador, los representantes de la empresa o los responsables en el lugar de trabajo pueden ser acusados de delitos de negligencia profesional que resulten en lesiones o muerte según el artículo 211 del Código Penal de Japón. Además, la Ley de Seguridad y Salud Laboral de Japón incluye una “disposición de sanciones dobles”, lo que significa que no solo los individuos que cometieron la infracción, sino también la empresa como entidad legal, pueden ser objeto de multas. Al revisar casos pasados, no es raro ver que se imponen multas de 500,000 yenes a las empresas responsables de accidentes laborales, mientras que los responsables en el lugar de trabajo o los directores ejecutivos individuales reciben sentencias de prisión (con suspensión de la ejecución).
De esta manera, las deficiencias en el sistema de gestión de seguridad y salud pueden llevar a riesgos legales complejos y graves, como sanciones administrativas, indemnizaciones civiles elevadas y responsabilidad penal de los gerentes individuales. Esto puede causar daños irreparables a la base financiera de la empresa, su crédito social y la carrera de su equipo directivo.
Resumen
La gestión de la seguridad y salud en el trabajo bajo la ley laboral japonesa se compone de dos pilares fundamentales: el “deber de consideración de la seguridad”, que es la base de todas las relaciones laborales, y el “sistema de gestión específico” basado en la Ley de Seguridad y Salud Laboral japonesa, que materializa dicho deber. A medida que el tamaño de un lugar de trabajo se expande y, en particular, cuando el número de trabajadores utilizados de manera constante supera los 50, surgen obligaciones universales como la designación de un administrador de salud y un médico industrial, así como la creación de un comité de salud. Estas obligaciones incrementan significativamente la responsabilidad legal de las empresas. Cumplir con estas obligaciones legales no es simplemente un costo, sino una inversión esencial para prevenir accidentes laborales, mantener la salud y la productividad de los empleados y, en última instancia, proteger el crecimiento sostenible y el valor corporativo de la empresa. Los riesgos de no cumplir con estas obligaciones pueden manifestarse en forma de multas, indemnizaciones por daños y sanciones penales, lo que puede sacudir los cimientos mismos del negocio.
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