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El papel y la responsabilidad de los directores en la ley de sociedades japonesa

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El papel y la responsabilidad de los directores en la ley de sociedades japonesa

Para lograr una gestión empresarial exitosa en Japón, es esencial comprender profundamente el marco legal, especialmente el papel y las responsabilidades de los directores según la Ley de Compañías de Japón. Esto es particularmente importante para los directores extranjeros, ya que asegura una operación corporativa saludable y, al mismo tiempo, permite una gestión efectiva del riesgo legal personal. La Ley de Compañías japonesa impone obligaciones claras a los directores y establece responsabilidades estrictas en caso de incumplimiento de estas obligaciones.

El sistema legal japonés puede presentar dificultades de comprensión debido a sus costumbres únicas y la barrera del idioma. No basta con responder a problemas legales a medida que surgen; comprender los requisitos legales de antemano y construir un sistema de cumplimiento sólido es crucial para evitar riesgos imprevistos y apoyar el crecimiento sostenible del negocio.

Este artículo detalla las principales funciones y responsabilidades de los directores bajo la Ley de Compañías de Japón, citando disposiciones legales específicas y casos judiciales japoneses.

Las Obligaciones Fundamentales de los Directores Bajo la Ley de Compañías Japonesa

La ley de compañías de Japón establece dos obligaciones fundamentales que los directores deben cumplir con respecto a la empresa: el “deber de diligencia debida” y el “deber de lealtad”. Estos constituyen los principios más importantes que los directores deben observar en el desempeño de sus funciones.

Deber de Diligencia Debida

El deber de diligencia debida se refiere a la obligación de los directores de desempeñar sus funciones con la atención de un administrador prudente. La base legal de este deber se encuentra en el artículo 644 del Código Civil japonés (deber de diligencia debida del fiduciario), y el artículo 330 de la ley de compañías japonesa aclara que “la relación entre la sociedad anónima, sus directores y auditores se rige por las disposiciones sobre mandato”, estableciendo así claramente que la relación entre los directores y la empresa es de mandato.  

“La atención de un administrador prudente” significa el nivel de cuidado y habilidad que se espera normalmente de un profesional en una posición determinada, en este caso, de un ejecutivo. Este nivel de atención varía según el tamaño y el tipo de empresa, la posición y especialización específicas del director, y la situación en la que se encuentra la empresa. Por ejemplo, se puede exigir un mayor deber de diligencia a los directores de grandes empresas o instituciones financieras. Esto se refleja en la decisión de la Corte Suprema de Japón del 9 de julio de 2009 (Heisei 21), que indica que el nivel de sistema de control interno requerido varía según el tamaño y el tipo de empresa. La responsabilidad de los directores no se limita solo a la ejecución de tareas individuales, sino que también incluye la construcción y mantenimiento de un sistema de control interno adecuado para prevenir actos inapropiados por parte de la empresa. Esto se considera parte del deber fundamental de diligencia debida que los directores deben observar en el desempeño de sus funciones.  

Principio de Juicio Empresarial

El juicio empresarial de los directores siempre implica riesgos. Es completamente posible que una decisión tomada en el mejor interés de la empresa resulte en daños para la misma. Si los directores fueran siempre responsables en tales casos, sus acciones podrían volverse excesivamente cautelosas, lo que a su vez podría obstaculizar el desarrollo de la empresa.  

Por lo tanto, en la ley de compañías japonesa se aplica el “principio de juicio empresarial”. Este principio establece que si los directores, al tomar una decisión, han recopilado y considerado información de manera razonable bajo las circunstancias de ese momento y han actuado creyendo que su decisión no era irrazonablemente inapropiada, no se considera que hayan violado el deber de diligencia debida, incluso si la decisión resulta en daños para la empresa. La aplicación de este principio se centra no en el resultado de la decisión, sino en si el proceso que llevó a esa decisión fue razonable. Por ejemplo, en la decisión de la Corte Suprema del 15 de julio de 2010 (Heisei 22), se determinó que, siempre que no haya nada irrazonablemente inapropiado en el proceso o contenido de la decisión sobre el precio de compra de acciones, no se viola el deber de diligencia debida de los directores. Esta decisión valora que los directores llevaron a cabo una discusión exhaustiva en la reunión de gestión y consultaron la opinión de un abogado, entre otros pasos apropiados. Esto demuestra la importancia de documentar claramente el proceso de toma de decisiones y asegurar su racionalidad.  

Deber de Lealtad

El deber de lealtad está estipulado en el artículo 355 de la ley de compañías japonesa, que establece que los directores deben cumplir con las leyes y estatutos, así como con las resoluciones de la junta de accionistas, y desempeñar sus funciones fielmente en beneficio de la sociedad anónima.  

En cuanto a la relación entre el deber de diligencia debida y el deber de lealtad, hay un debate académico sobre si son conceptos diferentes o si son sustancialmente los mismos. Sin embargo, en la resolución de casos concretos en la práctica, ambos están estrechamente relacionados y, en muchos casos, se tratan como un deber homogéneo. Por ejemplo, realizar transacciones competitivas que dañen a la empresa puede evaluarse como una violación tanto del deber de diligencia debida como del deber de lealtad. Esto indica que es importante para los directores actuar en el mejor interés de la empresa y ejercer la atención adecuada, ya que cumplir con ambos deberes es esencial. Mientras los directores prioricen el interés de la empresa y desempeñen sus funciones en consecuencia, estos deberes pueden entenderse como un todo unificado.  

La responsabilidad de los directores hacia la empresa bajo la ley japonesa

Si un director incumple sus obligaciones, puede ser responsable de indemnizar a la empresa por los daños causados. Esto es una consecuencia legal de no haber desempeñado adecuadamente sus funciones directivas.

Responsabilidad por Negligencia en el Cumplimiento de Deberes bajo la Ley de Sociedades de Japón

El Artículo 423, Párrafo 1 de la Ley de Sociedades de Japón establece que “los directores, contadores, auditores, ejecutivos o auditores contables (en adelante, ‘oficiales, etc.’ en este capítulo) tienen la responsabilidad de indemnizar a la sociedad anónima por los daños ocasionados debido a la negligencia en el cumplimiento de sus deberes” . La “negligencia en el cumplimiento de deberes” mencionada aquí se refiere a actos que violan el deber de diligencia y lealtad previamente descritos. Esto incluye, específicamente, actos que violan las leyes, juicios de gestión inapropiados y violaciones del deber de supervisión debido a deficiencias en el sistema de control interno .  

La responsabilidad por negligencia en el cumplimiento de deberes de los directores puede alcanzar sumas muy elevadas, dependiendo del tamaño de la empresa y la naturaleza del daño . Por ejemplo, en un caso donde se ocultó el uso de aditivos no autorizados, el Tribunal Superior de Osaka dictaminó el 9 de junio de 2006 (Heisei 18) que los directores y auditores debían pagar indemnizaciones por daños que ascendían a varios cientos de millones de yenes, y esta sentencia fue confirmada por la Corte Suprema . En otro caso de maquillaje de cuentas para ocultar pérdidas, el Tribunal Superior de Tokio dictaminó el 16 de mayo de 2019 (Reiwa 1) que varios oficiales debían pagar una indemnización total de aproximadamente 59.4 mil millones de yenes, y esta sentencia también fue confirmada por la Corte Suprema . Estos casos judiciales demuestran claramente que no se trata simplemente de errores en el juicio de gestión, sino que actos de fraude graves, negligencia significativa o deficiencias sistemáticas en el cumplimiento corporativo pueden imponer una responsabilidad financiera considerable a los directores individuales. Esto subraya fuertemente la importancia de que los directores actúen con integridad y lleven a cabo una supervisión adecuada.  

Restricciones y Responsabilidades en las Transacciones Competitivas Bajo la Ley Japonesa

Los directores están sujetos a ciertas restricciones en sus transacciones para evitar conflictos de interés con la compañía. Una de estas restricciones es la participación en transacciones competitivas. El Artículo 356, Párrafo 1, Inciso 1 de la Ley de Compañías de Japón establece que cuando un director intenta realizar una transacción que pertenece a la misma categoría de negocios de la compañía, debe obtener la aprobación de la junta directiva en compañías con junta establecida, o la aprobación de la asamblea general de accionistas en compañías sin junta directiva. Esta regulación tiene como objetivo prevenir que los directores utilicen la información de clientes o el know-how de la compañía para beneficio propio, poniendo en riesgo los intereses de la compañía.

Si un director realiza una transacción competitiva sin la aprobación de la compañía y causa daño a la misma, dicho director tendrá la responsabilidad de indemnizar a la compañía por los daños causados. Además, el Artículo 423, Párrafo 2 de la Ley de Compañías de Japón establece que si un director realiza una transacción competitiva sin aprobación, se presume que el monto del beneficio obtenido por el director o terceros a través de dicha transacción es igual al monto del daño sufrido por la compañía. Esta presunción tiene como fin aliviar la carga de la compañía de probar la cantidad exacta del daño y facilitar la persecución de la responsabilidad del director. Por ejemplo, en el fallo del Tribunal de Distrito de Tokio del 26 de marzo de 1981 (caso Yamazaki Baking), se presentó un caso en el que se reconoció la violación del deber de evitar la competencia. Esta regla de presunción de daños significa que las transacciones competitivas no autorizadas conllevan un riesgo extremadamente alto para los directores.

Restricciones y Responsabilidades en Transacciones con Conflicto de Intereses Bajo la Ley Japonesa

Al igual que las transacciones competitivas, las transacciones con conflicto de intereses constituyen una restricción importante para los directores. El Artículo 356, Párrafos 1 y 2, y el Párrafo 3 de la Ley de Compañías de Japón (日本の会社法) estipulan que se requiere la aprobación de la junta de directores o de la asamblea general de accionistas cuando un director realiza transacciones con la compañía en su propio beneficio o en el de terceros (transacciones directas), o cuando la compañía realiza transacciones que entran en conflicto con los intereses de un director con una tercera parte (transacciones indirectas).

Si se omite el procedimiento de aprobación, dicha transacción se considera generalmente inválida en relación con la compañía (teoría de la invalidez relativa). Sin embargo, ciertas transacciones que no se consideran perjudiciales para los intereses de la compañía están exentas de aprobación. Este principio refleja la actitud práctica de la operación de la Ley de Compañías de Japón, que no requiere una aprobación formal cuando no surge un daño sustancial, ya que el objetivo de la regulación es proteger los intereses de la compañía.

En concreto, se considera que las siguientes transacciones no requieren aprobación:

  • Cuando un director presta dinero a la compañía sin intereses y sin garantía: Sentencia de la Corte Suprema de Japón del 6 de diciembre de 1963 (昭和38年).
  • Cuando la compañía cumple con una deuda de un director: Sentencia del Tribunal de Casación de Japón del 20 de febrero de 1924 (大正13年).
  • Cuando se realizan transacciones basadas en condiciones comerciales estándar: Sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio del 24 de febrero de 1982 (昭和57年).
  • Transacciones entre la compañía y un accionista que posee todas las acciones: Sentencia de la Corte Suprema de Japón del 20 de agosto de 1970 (昭和45年).
  • Transacciones con el consentimiento de todos los accionistas: Sentencia de la Corte Suprema de Japón del 26 de septiembre de 1974 (昭和49年).

Estas excepciones se basan en la idea de que si una transacción no tiene el potencial de dañar los intereses de la compañía o si todos los accionistas, que son los propietarios finales de la compañía, están de acuerdo con la transacción, entonces el propósito de la regulación de conflicto de intereses no se ve comprometido.

La responsabilidad de los directores hacia terceros bajo la ley japonesa

Los directores no solo tienen responsabilidades hacia la compañía, sino que también pueden incurrir en responsabilidad por daños y perjuicios hacia terceros en el desempeño de sus funciones. Esto se debe a que las acciones de los directores pueden afectar no solo a la compañía, sino también a un amplio espectro de stakeholders.

Explicación del Artículo 429 de la Ley de Compañías de Japón

El Artículo 429, párrafo 1 de la Ley de Compañías de Japón establece que “cuando los directores u otros ejecutivos actúen con malicia o negligencia grave en el desempeño de sus funciones, serán responsables de indemnizar los daños causados a terceros como resultado”. Los “terceros” aquí incluyen accionistas, acreedores, socios comerciales, entre otros. Los directores pueden ser responsables tanto por daños directos sufridos por terceros como resultado de su negligencia en el desempeño de sus funciones, como por daños indirectos que surjan cuando la propiedad de la compañía se vea afectada y, como resultado, terceros sufran daños. El hecho de que la responsabilidad de los directores se extienda más allá de los asuntos internos de la compañía para incluir a partes externas interesadas es un punto que los directores deben tener en cuenta especialmente.

Además, el Artículo 429, párrafo 2 de la Ley de Compañías de Japón especifica responsabilidades por ciertos actos. Esto incluye la emisión de notificaciones falsas en la oferta de acciones o derechos de suscripción de nuevas acciones, declaraciones falsas en documentos financieros o informes de gestión, registros falsos y anuncios públicos engañosos. La responsabilidad por estos actos puede establecerse incluso sin malicia o negligencia grave por parte de los directores, lo que se conoce como “responsabilidad por negligencia”. Sin embargo, si los directores pueden demostrar que no fueron negligentes en la realización de dichos actos, no serán responsables. Esta disposición enfatiza especialmente las obligaciones de los directores en relación con la divulgación de información importante y el registro, destacando la importancia de su deber de diligencia en estas áreas.

Requisitos de malicia o negligencia grave

La “malicia” mencionada en el Artículo 429, párrafo 1 de la Ley de Compañías de Japón se refiere a la conciencia por parte de los directores de que están cometiendo un acto de negligencia en el desempeño de sus funciones. Por otro lado, la “negligencia grave” se refiere a casos de negligencia extrema en el desempeño de sus funciones. Bajo la responsabilidad establecida en el párrafo 1 del Artículo 429, el tercero perjudicado debe probar la malicia o negligencia grave del director.

El alcance de la responsabilidad hacia terceros también se ha demostrado a través de la jurisprudencia. Por ejemplo, en una sentencia del Tribunal Superior de Osaka del 28 de diciembre de 1977 (Showa 52), se reconoció la responsabilidad por daños y perjuicios hacia terceros de un director que solo tenía un cargo nominal pero que participó en un registro fraudulento. Además, en una sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio del 3 de septiembre de 1990 (Heisei 2), se afirmó la responsabilidad de terceros incluso para aquellos que, aunque formalmente no eran directores, tenían el poder de decisión sobre asuntos importantes de la compañía y eran, de hecho, gestores sustanciales (directores de facto). Estos casos demuestran que no solo el título de director, sino también la autoridad sustancial y la participación son elementos clave en la determinación de la responsabilidad, y sirven como referencia para que los directores comprendan su posición dentro de las compañías japonesas.

Exención y limitación de responsabilidades de los directores bajo la ley japonesa

La ley de compañías de Japón establece sistemas para eximir o limitar las responsabilidades que los directores pueden incurrir, con el fin de atraer talento competente a estos puestos y evitar que el miedo al riesgo excesivo inhiba su toma de decisiones gerenciales.

Métodos de exención de responsabilidad

Existen varias formas de eximir a los directores de su responsabilidad por daños y perjuicios hacia la compañía.

  • Exención por consentimiento de todos los accionistas: Según el artículo 424 de la ley de compañías de Japón, es posible eximir completamente la responsabilidad de los directores hacia la compañía si se cuenta con el consentimiento de todos los accionistas. Sin embargo, en empresas con muchos accionistas, como las que cotizan en bolsa, es prácticamente imposible obtener el consentimiento de todos.
  • Exención parcial por resolución de la junta general de accionistas: El artículo 425 de la ley de compañías de Japón establece que, siempre y cuando los directores actúen de buena fe y sin negligencia grave, es posible eximir parcialmente su responsabilidad mediante una resolución especial de la junta general de accionistas.
  • Exención parcial por resolución del consejo de administración: El artículo 426 de la ley de compañías de Japón permite que, si así se establece en los estatutos, las compañías con consejo de administración pueden eximir parcialmente la responsabilidad de los directores mediante una resolución del consejo.

Contratos de limitación de responsabilidad

Los contratos de limitación de responsabilidad son un mecanismo importante para limitar la responsabilidad de los directores que no ejecutan operaciones, es decir, los directores externos. Bajo el artículo 427 de la ley de compañías de Japón, una sociedad anónima puede, si sus estatutos lo permiten, celebrar contratos de limitación de responsabilidad con directores que no sean ejecutivos (siendo los directores externos el ejemplo típico).

Estos contratos permiten establecer un límite máximo a la cantidad de responsabilidad por indemnización, siempre y cuando el director actúe de buena fe y sin negligencia grave. Este límite no puede ser inferior al mínimo establecido por la ley de compañías de Japón (por ejemplo, para los directores externos, el total de la remuneración de los últimos dos años y los beneficios obtenidos de las opciones sobre acciones).

Es importante tener en cuenta que los contratos de limitación de responsabilidad solo se aplican a la responsabilidad por negligencia en el desempeño de sus deberes hacia la compañía y no cubren la responsabilidad por daños causados a terceros. Además, si un director externo que ha firmado un contrato de limitación de responsabilidad posteriormente se convierte en un director ejecutivo, la validez del contrato se pierde con efecto hacia el futuro.

Estos sistemas de exención y limitación de responsabilidades son consideraciones políticas para crear un entorno que permita a los directores externos competentes ser reclutados y desempeñar sus funciones sin asumir un riesgo excesivo de responsabilidad personal, fortaleciendo así la función de supervisión de la compañía. En particular, en el contexto de la reforma de la gobernanza corporativa en Japón, donde se enfatiza el papel de los directores externos independientes, estos sistemas son de gran importancia. Cuando se considera servir como director en una empresa japonesa, estos mecanismos de limitación de responsabilidad son un elemento crucial desde el punto de vista de la gestión de riesgos personales.

Resumen

Comprender profundamente el papel y las responsabilidades de los directores bajo la Ley de Compañías de Japón es de suma importancia para desarrollar negocios en Japón. Es necesario captar con precisión los aspectos legales que abarcan desde las obligaciones fundamentales como el deber de diligencia y lealtad, hasta la responsabilidad por negligencia en el desempeño de sus funciones, las restricciones en transacciones de competencia y conflictos de interés, y la responsabilidad hacia terceros. Esta comprensión basada en las leyes y precedentes judiciales es fundamental para evitar riesgos legales inesperados y contribuir al crecimiento sostenible de la empresa y la creación de valor corporativo a largo plazo. La conformidad legal no debe verse como una carga, sino como una inversión en la estabilidad y continuidad del negocio.

Monolith Law Office posee una amplia experiencia en servir a numerosos clientes dentro de Japón en el ámbito de la Ley de Compañías japonesa, especialmente en lo que respecta al papel y responsabilidades de los directores. Nuestra firma cuenta con abogados que hablan inglés y tienen calificaciones legales extranjeras, lo que nos permite superar las barreras lingüísticas y culturales que enfrentan nuestros clientes extranjeros y navegar sin problemas por el complejo entorno legal de Japón.

Con un conocimiento especializado en asuntos legales japoneses y una comprensión de las prácticas comerciales internacionales, nuestra firma ofrece asesoramiento legal preciso y práctico a inversores y empresas extranjeras que enfrentan desafíos en el mercado japonés. Si está interesado en consultar sobre este tema o en recibir apoyo legal integral para el desarrollo de su negocio en Japón, no dude en contactar a Monolith Law Office.

Managing Attorney: Toki Kawase

The Editor in Chief: Managing Attorney: Toki Kawase

An expert in IT-related legal affairs in Japan who established MONOLITH LAW OFFICE and serves as its managing attorney. Formerly an IT engineer, he has been involved in the management of IT companies. Served as legal counsel to more than 100 companies, ranging from top-tier organizations to seed-stage Startups.

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