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El deber de evitar la competencia y la regulación de las transacciones con conflicto de intereses en la Ley de Sociedades de Japón

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El deber de evitar la competencia y la regulación de las transacciones con conflicto de intereses en la Ley de Sociedades de Japón

En la gestión de empresas en Japón, los directores tienen una amplia autoridad para impulsar los negocios. Sin embargo, este poderoso poder está equilibrado por estrictas obligaciones para proteger los intereses de la compañía y sus accionistas. Para prevenir que los directores prioricen sus intereses personales sobre los de la empresa, la Ley de Compañías Japonesa (Japanese Companies Act) establece diversas regulaciones. Entre ellas, dos de las más importantes y que los directores de empresas que operan en Japón deben tener siempre presentes son las reglas sobre el “deber de no competencia” y las “transacciones con conflicto de intereses”. Estas regulaciones no tienen como objetivo restringir injustamente las legítimas actividades económicas de los directores. Más bien, existen para prevenir que los valiosos recursos de gestión de la empresa, como las oportunidades de negocio, la información de clientes, el conocimiento técnico y los activos, sean utilizados o dañados indebidamente por la propia dirección. Comprender y cumplir con estas reglas es esencial para asegurar una gobernanza corporativa saludable, mantener la confianza de los accionistas y el crecimiento sostenido de la empresa en su conjunto. Este artículo explica en detalle, desde una perspectiva especializada y con ejemplos de casos judiciales reales, el contenido específico de estos dos deberes importantes bajo la Ley de Compañías Japonesa, los procedimientos necesarios para su cumplimiento y las graves responsabilidades legales que conlleva su incumplimiento.

El deber de no competencia de los directores en Japón

El deber de no competencia de los directores en Japón es una regulación que impide que los directores realicen actividades en competencia con la empresa y, de esta manera, evita que perjudiquen injustamente los intereses de la compañía.

Fundamentos y contenido de la obligación de no competencia bajo la ley japonesa

La base directa de esta obligación se encuentra en el Artículo 356, Párrafo 1, Inciso 1 de la Ley de Compañías de Japón (平成17年2005). Dicha disposición establece que cuando un director pretenda realizar transacciones que pertenezcan a la misma categoría de negocios de la sociedad anónima, ya sea por cuenta propia o de terceros, debe obtener previamente la aprobación de la compañía. Esta obligación se impone no solo al director representante, sino también a todos los directores, incluidos aquellos que no participan en la ejecución de las operaciones.

Las transacciones que “pertenecen a la misma categoría de negocios de la compañía” se refieren a aquellas transacciones que compiten en el mercado con los negocios que la compañía lleva a cabo y que están estipulados en sus objetivos corporativos. La interpretación de esto es amplia; por ejemplo, hay casos judiciales que han interpretado que si una compañía se dedica a la manufactura, no solo incluye la venta de sus productos, sino también la adquisición de materias primas esenciales para la realización de sus operaciones.

Además, esta obligación también protege las futuras oportunidades de negocio de la compañía. La jurisprudencia ha determinado que incluso en áreas de negocio en las que la compañía aún no ha entrado, si se están llevando a cabo planes concretos y preparativos para su incursión, dichos negocios se consideran incluidos en “la misma categoría de negocios de la compañía”. Esto tiene la intención de prevenir que los directores, aprovechando su posición y la información estratégica de negocios de la compañía que han conocido, se adelanten y arrebaten beneficios (oportunidades de la compañía) que la compañía habría obtenido. Este enfoque demuestra que la obligación de los directores no solo protege los negocios actuales, sino que también tiene un aspecto estratégico que salvaguarda el potencial de crecimiento futuro de la compañía.

Procedimientos de Aprobación Bajo la Ley Japonesa

Cuando un director de una empresa desea realizar una transacción competitiva, es necesario que siga los procedimientos de aprobación adecuados. El órgano de aprobación varía dependiendo de si la compañía tiene o no un consejo de administración establecido. En el caso de las empresas con consejo de administración, se requiere la aprobación de este, mientras que en las empresas sin consejo de administración, se necesita la aprobación de la junta general de accionistas. El Artículo 365, Párrafo 1 de la Ley de Compañías de Japón (日本の会社法第365条第1項) establece esto.

Para obtener la aprobación, el director en cuestión debe divulgar los “hechos importantes” relacionados con la transacción. Esta divulgación tiene el importante propósito de proporcionar al órgano de aprobación la información necesaria para decidir de manera razonable si se debe permitir o no la transacción competitiva. Aunque la ley no define específicamente qué constituye un “hecho importante”, generalmente se entiende que incluye información esencial para comprender la imagen completa de la transacción, como el tipo de transacción, la contraparte, el objeto, el precio, la cantidad y la duración. Una aprobación basada en una divulgación insuficiente de información puede ser cuestionada más tarde en cuanto a su validez.

Además, en las empresas con consejo de administración, el director que realiza una transacción competitiva con aprobación tiene la obligación de informar sin demora al consejo de administración sobre los hechos importantes de la transacción después de que esta se haya llevado a cabo (Artículo 365, Párrafo 2 de la Ley de Compañías de Japón (日本の会社法第365条第2項)). Esto permite que el consejo de administración supervise la ejecución de la transacción y monitoree continuamente para asegurarse de que los intereses de la compañía no se vean perjudicados.

Efectos de la Violación de Obligaciones Bajo la Ley Japonesa

Si un director realiza transacciones competitivas sin obtener la aprobación previa, asume una grave responsabilidad frente a la empresa. En primer lugar, si la transacción competitiva causa daños a la empresa, el director será responsable de indemnizar a la empresa por negligencia en el cumplimiento de sus deberes, según el Artículo 423, Párrafo 1 de la Ley de Compañías de Japón (平成17年(2005)).

De especial importancia es la disposición del Artículo 423, Párrafo 2 de la Ley de Compañías de Japón. Este artículo establece que el monto del beneficio obtenido por el director o un tercero a través de la transacción competitiva se “presumirá” como el monto del daño sufrido por la empresa. Normalmente, es muy difícil para la empresa probar concretamente el monto del daño, pero gracias a esta disposición de presunción, la empresa solo necesita alegar el monto del beneficio obtenido por el director que violó la norma. La carga de la prueba se traslada al director, quien debe demostrar que el daño a la empresa es menor que el beneficio obtenido. Esta disposición facilita la persecución de responsabilidades por parte de la empresa y funciona como un fuerte disuasivo contra las actividades competitivas. La regla de presunción del monto del daño reemplazó el antiguo “derecho de intervención” del Código de Comercio de Japón (que permitía a la empresa considerar las transacciones del director como si fueran propias), y se valora como un medio de remedio más práctico y efectivo.

Por otro lado, en cuanto a la validez de las transacciones competitivas realizadas sin aprobación, en relación con terceros, se entiende que son válidas en principio. Esto se debe a que la obligación de evitar la competencia es una regla interna entre la empresa y el director, y no se considera apropiado invalidar transacciones externas que podrían afectar la seguridad de las mismas.

La Obligación de No Competencia Tras la Dimisión en Japón

Cuando un director abandona su cargo, la obligación legal de no competencia basada en la Ley de Compañías de Japón generalmente cesa . Sin embargo, esto no significa que el director que ha dimitido pueda competir libremente sin ninguna restricción.  

La empresa puede establecer un contrato con el director (contrato de no competencia) que prohíba la competencia durante un período determinado después de la dimisión. No obstante, tales contratos, que restringen la libertad de elección de profesión garantizada por el Artículo 22, Párrafo 1 de la Constitución de Japón, son sometidos a un escrutinio riguroso por los tribunales . La jurisprudencia considera de manera integral los siguientes elementos al juzgar la validez de estos contratos:  

  • La duración del período de prohibición (generalmente, se tiende a considerar inválidos los períodos que exceden los 2 años)  
  • El alcance geográfico y profesional de la prohibición
  • Los intereses legítimos de la empresa que deben protegerse (como la existencia de secretos comerciales que deben ser resguardados)
  • La existencia de una compensación adecuada por la restricción (como un aumento en la indemnización por retiro)  

Incluso en ausencia de un contrato de no competencia, si un director utiliza su posición para preparar actividades competitivas mientras aún está en funciones, puede ser responsable por violar su deber de lealtad durante su mandato . Por ejemplo, actos como planificar la creación de una nueva empresa y reclutar subordinados mientras aún se está en el cargo, pueden generar responsabilidad por daños y perjuicios hacia la empresa, incluso si la competencia ocurre después de la dimisión. En el fallo del Tribunal de Distrito de Tokio del 27 de abril de 2007 (caso Real Gate), se determinó que la conducta de un director que estableció una nueva empresa y reclutó subordinados constituía una violación del deber de lealtad, y se le ordenó pagar daños y perjuicios .  

Transacciones de Conflicto de Intereses de los Directores Bajo la Ley Japonesa

La regulación de las transacciones de conflicto de intereses es un sistema que gestiona aquellas operaciones en las que los intereses de los directores y de la empresa pueden colisionar, con el objetivo de prevenir que los directores sacrifiquen los intereses de la compañía en beneficio propio.

Tipos de Transacciones con Conflicto de Intereses Bajo la Ley Japonesa

Las transacciones con conflicto de intereses están reguladas por los artículos 356, incisos 2 y 3, de la Ley de Sociedades de Japón (Heisei 17 [2005]), y se dividen principalmente en dos tipos.  

El primero es la “transacción directa” (mencionada en el mismo inciso 2). Esto se refiere a los casos en los que un director realiza una transacción directamente con la compañía, ya sea en su propio beneficio o en el de un tercero. Ejemplos típicos incluyen la venta de bienes inmuebles propiedad del director a la compañía o cuando la compañía toma prestado dinero del director. También se incluyen en esta categoría los casos en los que un director, actuando como representante de otra empresa, realiza transacciones con la compañía en la que sirve como director.  

El segundo tipo es la “transacción indirecta” (mencionada en el mismo inciso 3). Se refiere a transacciones entre la compañía y un tercero que no es el director, pero que, en esencia, representan un conflicto de intereses entre la compañía y el director. El ejemplo más claro es cuando una compañía actúa como garante de un préstamo bancario personal del director. En este caso, mientras la compañía asume el riesgo como garante, el director se beneficia al obtener un préstamo más fácilmente, lo que resulta en un conflicto de intereses entre ambas partes.  

Procedimientos de Aprobación y Excepciones Bajo la Ley Japonesa

Al realizar transacciones con conflicto de intereses, al igual que con las transacciones competitivas, es necesario obtener la aprobación previa del consejo de administración en las empresas con dicho consejo establecido, o de la junta general de accionistas en las empresas sin consejo .  

Un punto importante en esta resolución de aprobación es que los directores con un “interés especial” en la transacción no pueden participar en la votación (Artículo 369, párrafo 2 de la Ley de Compañías de Japón). Esto previene que los directores que son parte de la transacción con conflicto de intereses aprueben una transacción que les sea favorable.  

Sin embargo, incluso si una transacción parece formalmente ser un conflicto de intereses, se considera que no requiere aprobación de manera excepcional si no existe un riesgo real de perjudicar los intereses de la empresa. El objetivo de esta regulación es proteger los intereses de la empresa, por lo que sería irracional exigir procedimientos en casos donde no existe tal riesgo. Por ejemplo, una transacción en la que un director presta dinero a la empresa sin intereses y sin garantía se considera beneficiosa solo para la empresa y no presenta un riesgo de perjudicar sus intereses, por lo que no se requiere aprobación (Sentencia de la Corte Suprema de Japón del 6 de diciembre de 1963). Además, las transacciones entre una empresa con un único accionista y ese director accionista, o entre empresas filiales al 100%, tampoco requieren aprobación en principio, ya que no hay un riesgo real de perjudicar los intereses de los accionistas .  

Efectos de la Violación de Obligaciones Bajo la Ley Japonesa

Si se realiza una transacción con conflicto de intereses sin la debida aprobación, sus efectos legales difieren significativamente de los de una transacción competitiva.

En primer lugar, en cuanto a la validez de la transacción en sí, la Corte Suprema de Japón adopta la teoría de la “nulidad relativa” (decisión del pleno de la Corte Suprema del 13 de octubre de 1971 (1971)). Esto significa que una transacción con conflicto de intereses sin aprobación es inválida entre la compañía y el director que es parte de la transacción, pero si un tercero de buena fe no estaba al tanto de la falta de aprobación por parte de la compañía, la compañía no puede alegar su invalidez frente a dicho tercero. Este enfoque busca equilibrar la protección de los intereses de la compañía mientras protege la confianza de los terceros que han realizado transacciones con la compañía sin conocimiento de la situación, asegurando así la seguridad de las transacciones.

En cuanto a la responsabilidad del director hacia la compañía, aquí también hay disposiciones especiales que difieren de las transacciones competitivas. El Artículo 423, Párrafo 3 de la Ley de Compañías de Japón establece que se presume que el director involucrado en una transacción con conflicto de intereses ha descuidado sus deberes (presunción de negligencia). Los sujetos de esta presunción incluyen: ① el director que realizó la transacción directamente para su propio beneficio, ② el director cuyos intereses estaban en conflicto con los de la compañía en una transacción indirecta, ③ el director que votó a favor de la resolución de aprobación de la transacción.

En particular, la responsabilidad del director que realiza una transacción directamente para su propio beneficio es extremadamente grave, y no puede evitar la responsabilidad incluso si demuestra que no hubo negligencia (responsabilidad sin culpa). Por otro lado, un director que simplemente votó a favor de la resolución de aprobación puede evitar la responsabilidad si demuestra que no hubo negligencia por su parte. De esta manera, las reglas de responsabilidad en transacciones con conflicto de intereses varían en severidad según el grado de involucramiento, constituyendo un sistema de diseño más detallado y preciso.

Comparación entre la obligación de no competencia y las transacciones con conflicto de intereses bajo la ley japonesa

La obligación de no competencia y la regulación de las transacciones con conflicto de intereses establecidas por la Ley de Compañías de Japón son sistemas importantes diseñados para prevenir que los directores abusen de su posición y perjudiquen los intereses de la compañía. Sin embargo, existen diferencias significativas en los intereses protegidos, las acciones que se regulan y los efectos legales en caso de incumplimiento.

La obligación de no competencia tiene como objetivo principal proteger las “oportunidades de negocio” de la compañía, así como recursos intangibles de gestión como la información de clientes y el know-how. Si un director inicia un negocio que compite con la empresa, existe la posibilidad de que la compañía pierda beneficios que podría haber obtenido en el futuro, por lo que esto se regula. Por otro lado, la regulación de las transacciones con conflicto de intereses tiene como objetivo proteger más directamente el “patrimonio” de la compañía. Si un director prioriza sus propios intereses en una transacción con la compañía, el contrato podría celebrarse en condiciones desfavorables para la compañía, lo que podría resultar en una salida indebida de activos de la misma.

Esta diferencia de objetivos también se refleja en el mecanismo de persecución de responsabilidades en caso de incumplimiento. En el caso de la violación de la obligación de no competencia, como a menudo es difícil probar el monto del daño sufrido por la compañía, el artículo 423, párrafo 2, de la Ley de Compañías de Japón establece que se “presumirá” que el monto del beneficio obtenido por el director es el monto del daño de la compañía. Esto reduce la carga de la prueba para la compañía. Por otro lado, en caso de violación de las transacciones con conflicto de intereses, el artículo 423, párrafo 3, de la Ley de Compañías de Japón presume la “negligencia en el cumplimiento de las obligaciones” del director involucrado en la transacción. En particular, los directores que realizan transacciones directamente para su propio beneficio enfrentan una responsabilidad más estricta, ya que no pueden eximirse de responsabilidad incluso si prueban que no hubo negligencia.

Además, la validez de las transacciones realizadas sin aprobación también difiere. Las transacciones competitivas son generalmente válidas en relación con terceros, los socios comerciales. La regulación se considera principalmente un problema interno entre la compañía y el director. Sin embargo, en las transacciones con conflicto de intereses, si no hay aprobación de la compañía, esta puede reclamar la invalidez de la transacción. No obstante, para proteger la seguridad de las transacciones, no se puede reclamar la invalidez frente a terceros de buena fe que desconocían la falta de aprobación de la compañía. Este concepto se conoce como “invalidez relativa” y ha sido establecido por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Japón.

Resumen

La obligación de evitar la competencia y la regulación de las transacciones con conflicto de intereses son sistemas que forman la base de la gobernanza corporativa en Japón. Estos imponen a los directores el deber claro de actuar priorizando los intereses de la compañía y, en caso de incumplimiento, conllevan una responsabilidad personal y riesgos legales extremadamente graves. Comprender profundamente el contenido de estas reglas, los procedimientos para obtener la aprobación necesaria y los puntos clave de la interpretación formada por precedentes judiciales es esencial no solo para el cumplimiento de la ley, sino también para una gestión de riesgos efectiva y el crecimiento sostenido de las empresas que operan en Japón.

Monolith Law Office posee un historial extenso en proporcionar asesoramiento legal a una amplia gama de clientes, tanto nacionales como internacionales, sobre los complejos problemas relacionados con las obligaciones de los directores establecidas por la Ley de Compañías de Japón. Nuestro despacho cuenta con varios expertos que son hablantes de inglés con calificaciones legales extranjeras, lo que nos permite ofrecer apoyo preciso y práctico en asuntos de competencia y conflictos de interés que surgen en el contexto de negocios internacionales. No dude en consultarnos sobre temas relacionados con este asunto o para la construcción y revisión del sistema de gobernanza de su empresa.

Managing Attorney: Toki Kawase

The Editor in Chief: Managing Attorney: Toki Kawase

An expert in IT-related legal affairs in Japan who established MONOLITH LAW OFFICE and serves as its managing attorney. Formerly an IT engineer, he has been involved in the management of IT companies. Served as legal counsel to more than 100 companies, ranging from top-tier organizations to seed-stage Startups.

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