Aportaciones no monetarias en la ley de sociedades japonesa: una guía integral sobre la formación de capital en la etapa de constitución

En la constitución de una empresa, la preparación del capital social es uno de los pasos más importantes. Normalmente, el capital social se aporta en efectivo, pero la Ley de Sociedades de Japón (Japanese Companies Act) también permite las aportaciones en especie, es decir, con bienes distintos al dinero. Este sistema se conoce como “aportación en especie”. La aportación en especie es un medio muy flexible y valioso que permite establecer una empresa utilizando activos como bienes inmuebles, vehículos o derechos de propiedad intelectual, incluso cuando no se dispone de suficiente efectivo. Sin embargo, detrás de esta conveniencia existe una estricta regulación legal diseñada para proteger la base patrimonial de la empresa. En el corazón de esta regulación se encuentra el “principio de suficiencia de capital”, que garantiza que el capital social de una empresa no sea solo nominal, sino que esté compuesto por bienes que realmente equivalgan a su valor, protegiendo así a los acreedores de la empresa y a futuros inversores. Mientras que el valor del dinero es claro, el valor de los activos en especie es subjetivo y siempre corre el riesgo de ser sobrevalorado. Este riesgo es la razón fundamental por la cual la Ley de Sociedades de Japón impone procedimientos detallados y estrictos para las aportaciones en especie. En este artículo, explicaremos de manera integral, comenzando con los conceptos básicos de la aportación en especie, siguiendo con los estrictos procedimientos de valoración que establece la Ley de Sociedades de Japón, las excepciones prácticas y las graves responsabilidades legales que surgen si no se cumplen las regulaciones.
Conceptos Básicos de la Aportación No Monetaria y el Principio de Suficiencia de Capital bajo la Ley Japonesa
La aportación no monetaria se refiere al acto de los promotores de una compañía, en el momento de su establecimiento, de contribuir con activos no monetarios como bienes inmuebles, vehículos, valores, derechos de propiedad intelectual, etc., en lugar de dinero, y recibir a cambio la emisión de acciones. Este sistema es particularmente útil para los emprendedores, ya que permite incorporar directamente los activos necesarios para el negocio en el capital.
En la base de la Ley de Compañías de Japón se encuentra el “Principio de Suficiencia de Capital”, una idea fundamental que sostiene que el capital de una compañía debe ser la base de su crédito y servir como garantía mínima frente a los acreedores. Por lo tanto, es necesario que los bienes correspondientes al monto del capital social indicado en los estatutos sean efectivamente aportados y mantenidos en la compañía. En el caso de las aportaciones monetarias, su valor es evidente y es fácil verificar el cumplimiento de este principio. Sin embargo, en el caso de las aportaciones no monetarias, la valoración de los activos aportados es intrínsecamente subjetiva y conlleva el riesgo de sobrevaloración. Por ejemplo, si se aporta maquinaria con un valor real de un millón de yenes como si tuviera un valor de diez millones de yenes, el capital de la compañía se anunciará como de diez millones de yenes, mientras que su valor sustancial será significativamente menor. Este tipo de “capital aparente” puede debilitar la base patrimonial de la compañía y causar daños inesperados a los acreedores que confiaron en ella para realizar transacciones.
El riesgo de sobrevaloración que amenaza este Principio de Suficiencia de Capital es precisamente la razón central por la que la Ley de Compañías de Japón impone regulaciones estrictas sobre las aportaciones no monetarias. La ley construye una serie de procedimientos de protección meticulosos para prevenir este potencial abuso, incluyendo la obligación de detallar en los estatutos, procedimientos de investigación de valoración objetiva y severas responsabilidades legales frente a la sobrevaloración. Todas las regulaciones detalladas a continuación pueden entenderse como una consecuencia lógica para asegurar sustancialmente este Principio de Suficiencia de Capital.
Bienes susceptibles de aportación en especie bajo la ley japonesa
Los bienes que pueden ser objeto de aportación en especie deben cumplir con dos requisitos básicos según la ley. En primer lugar, deben ser transferibles (transferibilidad) y, en segundo lugar, deben poder registrarse como activos en el balance de la compañía. Esto significa que los bienes aportados deben ser claramente reconocidos como activos de la empresa y, si es necesario, convertibles en efectivo.
Como ejemplos concretos de bienes que cumplen estos requisitos, se pueden mencionar los siguientes:
- Activos fijos tangibles: bienes inmuebles como terrenos y edificios, vehículos, maquinaria, equipos de oficina automatizados como computadoras y servidores.
- Activos fijos intangibles: derechos de propiedad intelectual como patentes, marcas registradas, derechos de autor y fondo de comercio (derecho de llave).
- Otros activos: valores negociables en el mercado como acciones cotizadas, mercancías destinadas a la venta, materias primas utilizadas en la fabricación.
Por otro lado, aquellos bienes que no cumplen con estos requisitos no pueden ser objeto de aportación en especie. Por ejemplo, la fuerza laboral de una persona o servicios profesionales especializados (mano de obra), o el crédito personal en sí mismo, no pueden registrarse como activos transferibles en el balance, por lo tanto, no pueden ser objeto de aportación en especie.
Regulaciones bajo la Ley de Compañías Japonesa: La Aportación No Monetaria como Asunto de Establecimiento Anómalo
La aportación no monetaria conlleva el riesgo de comprometer el principio de suficiencia de capital, por lo que la Ley de Compañías de Japón la trata como un “asunto de establecimiento anómalo”. Este término legal se refiere a asuntos que, durante el proceso de formación de una compañía, podrían dañar la base patrimonial de la misma debido a la discreción de los promotores, y por tanto, requieren una regulación especialmente cuidadosa.
El núcleo de esta regulación es la obligación de incluir ciertos detalles en los estatutos de la compañía. El Artículo 28, Sección 1, Inciso 1 de la Ley de Compañías Japonesa estipula que si no se registran los siguientes detalles sobre la aportación no monetaria en los estatutos, que son las reglas fundamentales de la compañía, dicha aportación no surtirá efecto legal.
- El nombre o denominación de la persona que realiza la aportación no monetaria
- Los bienes aportados y su valor
- El número (y tipo) de acciones emitidas en el momento de la fundación que se asignarán al aportante
La inclusión de estos detalles en los estatutos no es un mero trámite formal. Es un requisito absoluto con un poderoso efecto legal: “no surtirá efecto” si no se cumple. Esta disposición asegura que el contenido de la aportación no monetaria se establezca y se haga público en la etapa de formación de la compañía. Este registro público sirve como base legal para futuras investigaciones de valor y responsabilidades, y garantiza la transparencia para todos los interesados. De esta manera, se previene que los promotores declaren valores diferentes a posteriori o realicen aportaciones no monetarias de manera informal, asegurando institucionalmente el principio de suficiencia de capital.
Procedimiento de Valoración de Activos: La Inspección por un Inspector Judicial como Principio Bajo la Ley de Compañías Japonesa
Para garantizar la objetividad en la valoración de los bienes aportados en especie, el procedimiento principal establecido por la Ley de Compañías de Japón consiste en una inspección realizada por un inspector judicial nombrado por el tribunal. El Artículo 33, Párrafo 1 de la Ley de Compañías Japonesa estipula que, si los estatutos de la compañía contemplan aportaciones en especie u otros asuntos de constitución atípicos, los promotores deben solicitar sin demora al tribunal el nombramiento de un inspector judicial.
En este procedimiento, los promotores primero presentan una solicitud al tribunal competente, que luego nombra a un tercero neutral (generalmente un abogado) como inspector judicial. El inspector designado lleva a cabo una investigación rigurosa para determinar si el valor de los bienes aportados es adecuado al valor estipulado en los estatutos, y presenta sus hallazgos en un informe al tribunal. Este proceso es altamente efectivo para asegurar la máxima objetividad en la valoración; sin embargo, también presenta desafíos prácticos, ya que requiere una cantidad significativa de tiempo y recursos. Por lo tanto, para las startups y pequeñas y medianas empresas que requieren una constitución rápida, este procedimiento principal a menudo no es una opción viable, lo que resalta la importancia de las disposiciones excepcionales que se describirán a continuación.
Excepciones en la Inspección de Auditores bajo la Ley de Compañías de Japón
La ley de compañías de Japón reconoce que la inspección de auditores puede representar una carga significativa para las empresas en proceso de constitución y, para equilibrar la protección del capital con la facilitación de los procedimientos de establecimiento, ha establecido importantes medidas excepcionales. Estas excepciones, estipuladas en el artículo 33, párrafo 10 de la ley de compañías japonesa, se han convertido en la principal vía en la práctica cuando se realizan aportaciones no monetarias.
La primera excepción se refiere a propiedades de pequeño valor. Según el artículo 33, párrafo 10, inciso 1 de la ley de compañías japonesa, si el valor total de los bienes aportados no monetariamente y descritos en los estatutos es de 5 millones de yenes o menos, no se requiere la inspección de un auditor. Esta disposición tiene como objetivo fomentar la creación de empresas de pequeña y mediana escala y es la medida excepcional más ampliamente utilizada en la práctica.
La segunda excepción se aplica a los valores con precio de mercado. De acuerdo con el artículo 33, párrafo 10, inciso 2 de la ley de compañías japonesa, si los bienes aportados no monetariamente son valores negociados en un mercado público y el valor estipulado en los estatutos no excede el precio de mercado objetivo, la inspección del auditor se exime. Esto se basa en el razonamiento lógico de que el mercado ya proporciona una evaluación objetiva y confiable, por lo que no se necesita una inspección adicional.
La tercera excepción es la certificación por parte de expertos. Según el artículo 33, párrafo 10, inciso 3 de la ley de compañías japonesa, si un profesional calificado, como un abogado, un contador público certificado o un asesor fiscal, certifica que el valor estipulado en los estatutos es adecuado, se puede omitir la inspección del auditor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que si los bienes aportados son bienes inmuebles, además de la certificación de estos profesionales, también se requiere una evaluación de valoración por parte de un tasador de bienes inmuebles.
Comprender estas opciones es de vital importancia al considerar aportaciones no monetarias. La siguiente tabla compara un resumen y las características de cada procedimiento.
Tipo de procedimiento | Resumen | Condiciones de aplicación | Características principales |
Principio: Inspección por el auditor | Un auditor designado por el tribunal inspecciona el valor de los bienes. | Todas las aportaciones no monetarias que no cumplen con las excepciones. | El procedimiento es estricto y requiere tiempo y costos, pero ofrece la mayor objetividad. |
Primera excepción: Menos de 5 millones de yenes | No se requiere la inspección del auditor. | Cuando el valor total de los bienes aportados no monetariamente descritos en los estatutos es de 5 millones de yenes o menos. | La excepción más sencilla y accesible. Se requiere inspección por los directores en el momento de la constitución. |
Segunda excepción: Valores con precio de mercado | No se requiere la inspección del auditor. | Cuando se aportan valores con precio de mercado a un valor igual o inferior al de dicho mercado. | La objetividad de la evaluación está garantizada, lo que simplifica el procedimiento. |
Tercera excepción: Certificación por expertos | Profesionales como abogados, contadores públicos certificados o asesores fiscales certifican la adecuación del valor. | Para bienes valorados en más de 5 millones de yenes con certificación de expertos (los bienes inmuebles requieren además una evaluación de tasador de bienes inmuebles). | Permite evitar la inspección del auditor, pero implica costos por los servicios del experto. El certificador también puede incurrir en responsabilidades. |
Cumplimiento de la Aportación No Monetaria y Documentación Necesaria
Para que el proceso de aportación no monetaria sea legalmente válido en Japón, es necesario crear una serie de documentos certificados de manera precisa y presentarlos en el momento de la solicitud de registro. Estos documentos tienen roles legales específicos y, si presentan deficiencias, no solo se rechazará el registro, sino que también pueden convertirse en causa de disputas futuras.
En primer lugar, incluso si se exime la investigación del inspector, los directores en el momento de la fundación tienen la obligación, bajo el Artículo 46 de la Ley de Compañías Japonesa, de investigar por sí mismos el proceso de establecimiento. Esta investigación incluye la confirmación de que la aportación no monetaria se ha realizado efectivamente y que el valor de los bienes es adecuado en comparación con lo descrito en los estatutos. Los resultados de esta investigación se resumen en un “informe de investigación”, que se compila por escrito y es firmado o sellado por los directores fundadores.
A continuación, el “documento de transferencia de propiedad” es el que legalmente prueba la transferencia de bienes del aportante a la compañía. Este documento certifica que el aportante ha transferido la propiedad de los activos descritos en los estatutos a la compañía en formación, y sirve como evidencia de que la “contribución” de la aportación no monetaria se ha completado. Aunque no hay un formato estricto establecido por la ley, es necesario detallar claramente quién transfirió qué propiedad y cuándo.
Finalmente, el documento que crea el director representante en el momento de la fundación es el “certificado relativo al cálculo del monto del capital social”. Este certificado demuestra que la suma de los montos pagados en contribuciones monetarias y el valor de los bienes aportados no monetariamente se han calculado correctamente de acuerdo con las disposiciones de la Ley de Compañías Japonesa y las Reglas de Contabilidad de Compañías, certificando que el monto del capital social se ha registrado correctamente. Este documento es un anexo obligatorio al solicitar el registro de la fundación de la compañía ante el Registro Legal y constituye el documento final que oficializa la estructura de capital de la compañía.
Responsabilidad por Compensación de Valoración: Riesgos de Sobrevaloración y Consecuencias Legales Bajo la Ley Japonesa
Uno de los mayores riesgos en las aportaciones no monetarias es la sobrevaloración de los bienes aportados, y la ley de sociedades japonesa establece un estricto régimen de responsabilidad al respecto. El núcleo de este régimen es la “responsabilidad por compensación de valoración”, establecida en el artículo 52 de la Ley de Sociedades de Japón. Según esta disposición, si en el momento de la constitución de la sociedad, el valor real de los bienes aportados es “significativamente inferior” al valor indicado en los estatutos, los promotores y los directores en el momento de la constitución tienen la obligación de compensar solidariamente a la sociedad por el déficit.
La naturaleza de esta responsabilidad varía según la posición de los involucrados. Para los promotores que realmente aportaron los bienes sobrevalorados, su responsabilidad es una “responsabilidad sin culpa”, lo que significa que no pueden evitar la responsabilidad incluso si actuaron de buena fe y el valor resulta ser insuficiente. Por otro lado, otros promotores y directores en el momento de la constitución que no aportaron esos bienes pueden evitar la responsabilidad si pueden demostrar que no fueron negligentes en el desempeño de sus deberes, lo que se conoce como “responsabilidad por culpa”.
Además, el párrafo 3 del artículo 52 de la Ley de Sociedades de Japón establece que los expertos (abogados, contadores públicos certificados, etc.) que han demostrado la adecuación del valor también tienen la responsabilidad de compensar solidariamente el déficit, a menos que puedan demostrar que no fueron negligentes al realizar la certificación.
Los precedentes judiciales ofrecen importantes indicaciones para comprender el alcance de esta responsabilidad. Por ejemplo, en el fallo del Tribunal de Distrito de Niigata del 26 de diciembre de 1977 (1977), aunque se reconoció la negligencia de los promotores, la demanda por daños y perjuicios fue desestimada porque la causa directa de la quiebra de la empresa fue una inversión excesiva en equipos y no había una relación causal adecuada con la sobrevaloración de las aportaciones no monetarias. Esto demuestra que para que se establezca la responsabilidad, no basta con la mera insuficiencia del valor, sino que también es necesario demostrar una relación causal con el daño sufrido por la empresa. Además, el fallo del Tribunal Superior de Osaka del 19 de febrero de 2016 (2016) abordó la responsabilidad de un abogado que realizó una certificación de valor inadecuada, destacando el grave riesgo que asumen los expertos al aceptar esta tarea de certificación y la importancia de un alto deber de diligencia en su desempeño.
Ventajas y Consideraciones Prácticas en el Sistema de Aportaciones No Monetarias bajo la Ley Japonesa
El sistema de aportaciones no monetarias puede ofrecer grandes ventajas si se utiliza correctamente, pero también requiere una consideración cuidadosa debido a ciertos aspectos que deben tenerse en cuenta.
Entre las principales ventajas, en primer lugar, se encuentra la posibilidad de establecer una empresa utilizando activos existentes, incluso cuando no se dispone de suficiente efectivo. En segundo lugar, las aportaciones no monetarias pueden aumentar aparentemente el capital social, lo que puede mejorar la solvencia de la empresa frente a instituciones financieras y en las relaciones con proveedores. En tercer lugar, si los activos aportados son susceptibles de depreciación, pueden contabilizarse como gastos en el cálculo del impuesto de sociedades, lo que podría llevar a un ahorro fiscal a largo plazo.
Por otro lado, hay varios aspectos que requieren atención. El primero es la complejidad del proceso. En comparación con las aportaciones monetarias, hay muchos procedimientos que requieren conocimientos especializados, como la inclusión en los estatutos, la valoración de los activos y la creación de diversos certificados, lo que implica más tiempo y esfuerzo. El segundo es el problema de la liquidez del capital. Si la mayor parte del capital social está compuesta por activos no monetarios, puede haber una falta de capital de trabajo necesario para la operación del negocio, lo que conlleva el riesgo de estancamiento en la gestión.
Además, aunque a menudo se pasa por alto, el tratamiento fiscal es de suma importancia. Bajo la ley tributaria japonesa, la aportación no monetaria de un individuo a una corporación se considera una “transferencia de activos” al ente corporativo. Esto puede resultar en un impuesto sobre las ganancias de capital para el aportante si el valor de mercado de los activos transferidos (el valor de las acciones emitidas) excede el costo de adquisición de dichos activos. Por parte de la empresa, si los activos aportados son bienes inmuebles, puede surgir la obligación de pagar el impuesto sobre la adquisición de bienes inmuebles, y si son activos gravables, puede surgir la obligación de pagar el impuesto al consumo. Por lo tanto, para que las aportaciones no monetarias sean exitosas, es esencial tener un plan integral que tenga en cuenta no solo los procedimientos bajo la ley de sociedades, sino también las implicaciones fiscales.
Resumen
La aportación no monetaria es un medio poderoso y flexible que la Ley de Sociedades de Japón (日本の会社法) permite para la formación de capital en las empresas. Hace posible construir la base de un negocio utilizando una variedad de activos sin depender exclusivamente del efectivo en mano. Sin embargo, como contrapartida a esta conveniencia, se imponen estrictos requisitos legales para mantener el principio de suficiencia de capital. El camino es complejo: incluye la precisa inclusión en los estatutos, la evaluación objetiva del valor, los procedimientos de cumplimiento adecuados y la grave responsabilidad legal por sobrevaloración. Sin un correcto entendimiento y cumplimiento de estos requisitos, no es posible establecer una empresa sólida y legalmente estable.
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